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Fracasar, desde la neurociencia

Es evidente que esto de fracasar me ha tocado la fibra sensible. Una trilogía de posts, tras El fracaso profesional, la tontería de modaEl fracaso, en una novela basada en el siglo XII. Tanto o más (y después) de la moda de «emprender». Sobre el mundo del emprendedor: emprender o no emprenderTexto del que estoy orgulloso tras la enorme acogida que tuvo. Les prometo ser breve con esta interpretación. Además, 2012 fue el año de la neurociencia.

Por atribuciones, le vamos a dar a Punset, una oportunidad. En su contra, diré que no me gustaron sus inicios ni actitudes como político. A su favor, que yo mismo no viví esa época y que ha vencido mucho de lo anterior gracias a su gran labor como divulgador científico. Su cáncer le hizo mucho más humano y observador como él mismo reconoce.

Él, en el tercer libro de su última trilogía, describiendo algunos procesos mentales presentes pero ocultos en nuestra vida cotidiana, o mejor dicho, no indentificados, habla de lo que puede ser el fracaso. Para que se entienda mejor: del reconocimiento propio de las equivocaciones.

¿Cómo vamos a aprender de nuestras equivocaciones si no admitimos nunca, o rara vez, que nos hemos equivocado?

Está demostrado científicamente que nuestro cerebro bloquea discursos disonantes. Así es como funcionan nuestros mecanismos de decisión. No decidimos en función de lo que vemos, sino de lo que creemos. Como lo que tenía Madrid en su segunda candidatura como ciudad olímpica: corazonadas.

Más de un experimento con personas ha demostrado que los castigos no son tan eficaces como los estímulos para perfeccionar un resultado.

Más de un experimento con personas ha demostrado que los castigos no son tan eficaces como los estímulos para perfeccionar un resultado.

Sólo tras fallos repetitivos y similares es cuando nos percatamos de forma autónoma e intuitivamente de que algo de lo que estamos haciendo, está mal organizado. Entonces entra en juego la razón, aunque en buena parte inconsciente y le dice al mundo que prefiere observar antes de ejecutar, aprender, desaprender y volver a ejecutar de otro modo. Volviendo al ejemplo, es lo que esperamos -a mi parecer- una mayoría de españoles sobre una hipotética cuarta candidatura a los JJOO: que no exista. No lo sabemos hacer y ha llegado el momento de aprender y leer las oportunidades reales de éxito que tenemos antes de seguir apostando con patrimonio propio. Esto, pone de relevancia la relatividad del éxito, medido por la óptica propia de cada emisor de opinión.

Se me ocurre entonces, que es un fracaso en si mismo repetir constantemente aquello de que tenemos que fracasar para aprender y ser mejores, puesto que aquellos que lo dicen están cegados por su propia opinión y fracasan estrepitosamente en tratar de razonar lo contrario o quizá, sencillamente, se limitan a repetir lo que oyen, leen o viven en un entorno viciado.

Esto, señores, es un fracaso individual.

Y usted, ¿estudia o fracasa?

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Comentario

  1. ¡Hola Cristina! La verdad es que lo tengo bastante abandonado. Creo que son demasiados textos en borradores (nunca dejo de escribir) y muy poco tiempo para rematarlos y encontrarles la coherencia que necesito para publicar, aunque quizá el tiempo sea la peor de las excusas 😉