Bien he de comenzar diciendo que el retorno, tanto en mi ámbito profesional o de ocio, puede significar muchas cosas. Entre ellas, aquello llamado ROI -una cosa casi mística- en el asunto del social media marketing, el retorno del una inversión -un aspecto que podría preocuparle a un business angel-… Dicho palabro (EL retorno), también forma parte de un complejísimo sistema -y problema- logístico en el ámbito de los sistemas de recogida selectiva de residuos urbanos; en e-Commerce, el proceso de devolución de un producto; o incluso en un resorte, la vuelta a su estado elástico original.
Pero no, hoy no va de eso. El retorno por el que me ocupo escribiendo es aquel que tiene un cariz kármico. Ese por el que las personas que actúan -o creen que actúan- bien, esperan a cambio en un futuro próximo o lejano, indistintamente, pero que confían recibir de vuelta la ayuda prestada.
Por contra, el retorno es el gran olvidado para aquellos que no actúan por igual y detectan antes una situación de provecho propio que un escenario en el que prestar ayuda o consejo. Es evidente que no querrían lo mismo para ellos. Y eso les delata.
Sin embargo, yo creo firmemente y espero que cada cual obtenga su retorno merecido y paguen el daño causado (a veces económico, a veces temporal y otras moral) derivado de la indefensión. Es sencillo provocar esto dejando trabajar a la lógica, disciplina matemática que fulmina haciendo caer argumentos incoherentes que en ocasiones se desvelan contextos que alcanzan incluso el grado más alto de inmoralidad personal.
Pero aún así, quiero creer inconscientemente, suceden. Como habrás vivido alguna vez, es indignante pensar que se juega de este modo con alguien cercano o incluso con tus propios intereses. Pero no te alarmes, estamos inmersos en la cultura del pelotazo. Es una regla establecida que sólo aprovechan los sabios.
Por tanto, como enseñanza popular, daría un consejo universal: no intentes aprovecharte de quien crees que no tiene recursos para llevar a cabo un sueño, bien puede dar un pequeño giro inesperado y brindarte la oportunidad de tu vida o simplemente la de destrozarte desde las alturas.
Hablo siempre de ese retorno mágico que tiene la capacidad de darle una patada al hocico, probablemente multiplicando a modo de boomerang el cinetismo inicial. Ese potencial natural que quizá no sea más que la memoria personal, pero que retorna la energía recibida (y su signo) contra el propio emisor. Quizá esa devolución impositiva le haga sumar forzosamente un ítem más en su lista de arrepentimientos, en el subapartado de quise hacer y no me dejaron.
Y qué grato es poder evitarlo, no puede usted ni imaginarse la satisfacción que produce, por una buena temporada. Desde luego, y como beneficio, me otorgaré el derecho de recordar como anécdota que saborearé junto al resto del equipo desde la altura.
Nunca tendrás una segunda oportunidad para causar una buena primera impresión.
Anónimo.
La última frase que citas, esta incompleta :
Nunca tendrás una segunda oportunidad para causar una buena primera impresión .
Me la dijo una vez Montse Solé en un curso de protocolo y la tengo siempre presente .
Hola Isabel, he estado rebuscando en la red y ya sabes que pasa con esto de las citas anónimas… En cualquier caso, modifico, es muy probable que alguien de protocolo tenga mucha más razón que el primero que hizo transmutar la cita y yo copié.
Gracias!