Aquí vamos con otro viaje exprés, igual que sucedió con Copenhague, pero esta vez a Roma.
Volamos con Alitalia ida y vuelta, aunque casi no volamos gracias al coche, que nos dejó tirados sobre las 4:50 am en medio de la madrileña M-40. Desde aquí mis saludos al sensor del árbol de levas, que nos abandonó cual conductor de tren que consume todo su tiempo reglamentario de trabajo (un hurra por él).
También tuvimos una vuelta no menos accidentada, debido a un tormentón italiano que nos despidió de Roma. Hechos los praeliminaris, allá van las singularidades de Roma que más nos (me) llamaron la atención y que no encontrarás en las guías de viajes:
Personajes
Hay más tipos de policía que sabores de helados diferentes. Coches, uniformes y equipamientos de todos los colores. Hasta policías de paisano con la placa al más puro estilo Starsky y Hutch. A veces da la sensación de que tengan libertad de uniforme por la cantidad de cuerpos de seguridad que hay, por lo que no es carabinieri todo lo que reluce. No así el ejército, todo uniformado, con la peculiaridad de que patrulla las calles con fusiles de asalto por la calle sin problema, en cuyos coches figura el rótulo ‘Operazione Strade Sicure‘, que leyendo más una vez en casa, veo que es algo de moda en Italia con la ‘Estate Sicura‘. Un tema reseñable: no sé si todos los tipos de policía, pero al menos uno de ellos da la sensación de que no tienen ninguna autoridad. Tras una discusión con un camionero, se salió con la suya aparcando donde una pareja de policías le decían que no podía aparcar (¿?), además de que es posible cruzar una avenida de dos carriles en cada sentido corriendo delante de ellos sin que se inmuten. Atención al móvil que casi siempre llevan en la mano, todos hablando por WhatsApp todo el tiempo, incluso dentro del Vaticano (¿? bis).
Las sirenas de las ambulancias romanas son muy molestas, algo así como un claxon agudo pulsado continuamente, acompañado de algo parecido a una sirena intermitente más aguda aún. Está claro que cumplen con su función, a costa de que sueñes con su sonido de sineras, que aunque suene poético, es muy estridente.
Tráfico
El tráfico rodado es una auténtica locura, más parecido a Bangladesh que al de una ciudad europea. Con una mala educación imperante, debes casi suplicar tu prioridad sin riesgo en un paso de peatones o simplemente lanzarte cual Indiana Jones. El claxon se usa más que el intermitente, sin duda, y vale tanto para avisarse entre motoristas cuando se van a adelantar, cuando creen que el conductor de delante ha frenado demasiado rápido, cuando un taxista… siempre. Quizá por este motivo las ambulancias deban tenerla más grande para que al menos se les pueda distinguir en medio de un atasco.
Taxis y movilidad
Hablando de taxistas, que gozan de una mala fama auténtica de mafia, tienen un conflicto que les lleva a pegar carteles en todos los lados en los que dicen que las Black Van son ilegales. Por otra parte, es la ciudad del coche pequeño por antonomasia, especialmente del moderno Mini, Smart y por supuesto de motos, de todos los tipos y tamaños. De hecho, volviendo a la policía, suelen llevar un Peugeot 208 bien compacto. No le envidio nada a los conductores de autobús, que dicho sea de paso, no puedes comprar el billete en los mismos vehículos, sino en establecimientos que tienen esta señal:
Otra cosa es que en hora punta, cuando te subas al bus abarrotado cual metro chino, seas capaz de validar el billete. Eso sí, te arriesgas a que te multen si no lo haces.
La secuencia de luces de los semáforos para los pasos de peatones es distinta a la española. Como buen caos hay de todo, pero lo habitual es un rojo > verde (que dura 2-3 segundos) > ámbar (que será el color principal de paso). Esto hace que no sepas realmente cuándo va a aparecer el rojo de nuevo, y por tanto cuántos segundos de vida terrenal te quedan, salvo en algunos semáforos que sí muestran una cuenta atrás. En algunos casos, la secuencia sólo se inicia si pulsas un interruptor por contacto con la palma de la mano.
Las calles peatonales se identifican con señales area pedonale, que se convierten en el libre albedrío en distritos como il Trastevere, donde nos alojábamos,
cuando los restaurantes sacan sus mesas a la calle y deja de caber un coche. Un lugar casi bohemio en el que merece la pena ir a cenar, con restaurantes de todo tipo y gente tocando música y pintando en las calles. Buenrollismo, en general.
Los trenes, tranvías y demás, tienen una variopinta variedad en cuanto a colores, equipamiento, edad y estado de conservación. Es una mezcla entre el conservar las infraestructuras para tener una mejor calidad de vida nórdica y la imposibilidad de renovar infraestructuras porque se lo ha llevado puesto la mafia. Como nota, la construcción de la línea C de metro lleva -según la amable guía que nos tocó en el Anfiteatro Flavio- 13 años en marcha. Era evidente que el hallazgo de nuevas ruinas iban a marcar el lentísimo avance de su construcción, pero a algún lumbreras se le ocurrió que meter una tuneladora en el subsuelo de Roma era una buena idea.
Ruinas
De paso, la guía nos comentó que cada vez que se hacen obras salen restos y solo para que la ciudad sea tal, se ven obligados a levantar, fotografiar y documentar cuanto pueden, recoger los objetos más importantes y tapar para poder construir encima. Puede parecer un poco salvaje, pero cierto es que de otra forma no conoceríamos a Roma tal y como es, sino como una vaga extensión de ruinas por la que no podría ni pasar una bicicleta.
Idioma
Hablan a gritos. Y si te metes en un mercado gozarás del placentero grito de cuatro fruteros locales. El resto, en general, serán de la tierra-del-kebab y tratarán de venderte vasos de fruta fresca recién cortada, que por otra parte son geniales a mitad de mañana. También podrás encontrarte a algún vendedor showman, como fue nuestro caso en el Campo de’ Fiori, al que acabamos comprando un par de multi-peladores-troceadores-multi-todo de fruta y verdura de la teletienda por su ingenio mientras acaparaba toda la atención de turistas.
En español te vas a entender sin problema, aunque de nuevo Lucía hizo su magia en este y en todos los demás sentidos durante el viaje.
Turismo
En cuanto a turistas, mareas. Son mareas de personas agarradas a una mini-emisora en la que oyen a su guía y que, dado que ya no existe la necesidad de estar cerca para poder escuchar las explicaciones, se dispersan ocupando absolutamente todo hasta el punto en que la guardia suiza en el museo vaticano tiene que llamarles la atención para que el resto de gente pueda pasar. Límite máximo el que nos encontramos frente a una vitrina hipersolicitada que albergaba una momia egipcia, ocupada por señoritas de cierta edad a las que se les presuponía saber estar, mientras jugaban a Pokemon Go.
Vendedores de tours, fotos y palos de selfie
El souvenir más ofrecido y menos apreciado, al menos este año, ha sido el palo sefi‘. Vale que la venta activa es la que más beneficios genera, pero es eternamente molesto. También lo es el chantaje de los africanos, que en vez de vender pulseras por la calle, tienen bien aprendida la lección del ciclo comercial de venta: saludo > necesidad > empatía > cierre. Cuando hablen contigo, a la vez que te piden insistentemente que les des la mano, probablemente tengan varios hijos [escribe aquí tu nacionalidad] a los que debes ayudar. Además, tendrán un divertido, simpático, impertinente detalle contigo diciéndote que si eres español, eres buena gente porque eres un africano blanco. Lo que no les puedo es quitar es la razón. Al menos hasta que ves a Zaplana, en cuyo caso ya ni caucásicos.
Helado artesanal
Italia es la meca del gelato artigianale y Roma su capital. Del de verdad. Sólo probándolos en heladerías de callejuelas casi clandestinas, alejadas de los puntos turísticos -si es que eso es posible en Roma-, comprendes que lo que aquí se llama helado, debería ser una categoría sub-helado, o algo similar. Eso sí, voto negativo por el uso indiscriminado del cucurucho de corcho, en vez del uso del barquillo. Mi preferido, el helado de amarena, aunque la stracciatella es sublime también. Si te tengo que recomendar una heladería, es Hedera.
No te vayas cometiendo el crimen de no cenar pasta, pizza o gnocchi en Aristocampo, que buscando vemos que tienen siete restaurantes. En el que nosotros cenamos fue el de Lungaretta. No encontramos un lugar por un precio normal que superara a este restaurante. Eso sí, para mediodía (13:00), cualquier lugar con pizza a porciones nos ha servido.
Agua y clima
El agua tiene un contenido en cal altísimo. Eso sí, cada dos calles tendrás una fuente en la que hidratarte y refrescarte.
Por otro lado, los días de lluvia ahí son espesos y calurosos. Además, al ser la mayoría de las aceras de algún material alquitranado en vez de baldosa, desaguan fatal, así que siéntete como un niño chafando charcos.
En resumen
Ten claro que allí vas a ver tres cosas: basílicas, ruinas de 2.000 o más años de antigüedad y fuentes. También alguna locura arquitectónica como la que encontrarás en la Piazza Venecia, que tendrá menos de cien, lo que te permitirá conocer el origen de Europa y con un poco de imaginación, en la locura en la que se ha convertido hoy. Cuidado con tu capacidad de absorción de datos, que se agotará pronto cada día, igual que tu tiempo si no has planificado bien tu viaje reservando online todas las entradas. Indispensable llevar una audioguía en el móvil, controlando como siempre el tema roaming.
También puedes estar preparado para ver a más turistas que locales, esas mareas a los que Lucía y yo llamábamos ‘los cascos verdes‘, en honor al color de auriculares que reparten en el Vaticano, a locales que no realizan ningún esfuerzo en la atracción de visitantes en tanto que es un lugar de visita necesaria y listo para volver a casa con la sensación de que no has visto todo lo que podías ver. No olvides llevar un calzado muy cómodo, además de la cantidad de kilómetros que vas a hacer al día, la mayoría de calles son adoquinadas con piedra y te amargarán la vida si no llevas un calzado sin ninguna amortiguación.
Nota adicional: Al menos Alitalia, prohíbe encender, cargar o manipular los explosivos Samsung Galaxy Note 7 durante el vuelo. ¡Menuda campaña publicitaria!
Indispensables típicos que visitar
Anfiteatro Flavio (aka Coliseo; guía imprescindible), Foro Romano y Palatino, Foro de Trajano, Pantheon, las cuatro basílicas de turno, todas las plazas que puedas, la famosa Fontana di Trevi, Piazza Venezia, Museos Vaticanos y la cúpula de San Pedro (no apto para claustrofóbicos). Consejos prácticos para viajar a Roma, aquí.