Aprovechando los dos largos e intensos años que han transcurrido desde el pasado y espectacular #15M en 2011, tan completo hasta casi el colapso en nuestra agenda por millones de convocatorias y manifestaciones tanto recurrentes como eventuales, de miles de coberturas de informativos, saco mis propias conclusiones de un modo muy muy generalista sobre mi sentimiento de representación por unos u otros políticos o ciudadanos con autoproclamado derecho de representación colectivo:
A no ser que nos dé por entrar en el Congreso cual Tejero pistolero a dar algún sustillo, que dicho sea de paso es la única forma rápida que se me ocurre desde fuera, no me sentiría para nada representado.
Así que así, sin más calenturas y para empezar llanamente entendiéndonos: estamos jodidos.
Para mí, quiero decir, en mi opinión, si alguien quiere decir algo de una forma seria, es necesaria la consolidación de una estrategia clara, consensuada y apoyada. Brillante. Algo a lo que otros puedan dar como yo mi apoyo sin el riesgo de que los neo-representantes salgan a porrazos porque hayan decidido sabotear haciendo ruido en la toma de posesión de cargos -nos guste o no- electos y votados por una inmensa mayoría de la población con derecho a voto, como pasó en las últimas elecciones. Otro tema muy distinto es la opinión que podamos tener sobre esa mayoría ciega, sorda y manipulada. O directamente zoquete. Quizá resulte que analizando nos demos cuenta de que tenemos la cultura del pelotazo, sumada a la del chismorreo, acabando por la extraña enfermedad endémica comúnmente denominada titulitis. [Aclaración: si algo bueno han demostrado los políticos es que pueden ser auténticos idiotas con o sin estudios superiores, así que ya tienen ustedes un motivo más para dejar sus brillantes estudios para ponerse a trabajar].
Desde luego, la solución a una democracia semi-falsa, semi-corrupta (teniendo a completamente), semi-rota (sin ánimo de faltar a los políticos que trabajan por el bien común, que también los hay) o cada cual que la adjetive al gusto, no se basa en el principio de anarkía y hoyga ¿quiere decir algo? tome el megáfono y grite. A mi parecer, craso error y motivo por el que no ha podido alzarse con una mayoría de votos, coincidentes casi totalmente con el sentimiento ciudadano mayoritario. Esa democracia falsa se acaba en el mismo momento en que alguien decida dejar de escuchar, donde se rompe la atención utópica hacia el acuerdo de las civilizaciones. Dejar de escuchar, de lo que también es usted libre, por cierto.
Dar voz (que no voto) a todos, no es simular una democracia, es simplemente un desastre dentro de la entropía universal, dentro del caos sistemático, dentro de una caja de zapatos deteriorada y llena de minúsculos muñecos rotos de goma. Con los que juega el perro del vecino, ni siquiera el nuestro.
En definitiva, si una cosa es cierta es que el honor y el recuerdo se basan en la suma y consecución de todas las acciones que llevamos a cabo a lo largo de un periodo determinado. En política, una legislatura o varias. Sin embargo, parece que se nos ha olvidado, pero lo fácil es ser temido, eso lo sabemos hacer todos o casi todos. Para todos, incluida la casta política (o incluso más por su exposición mediática y prejuicios de prensa) lo difícil es ser recordados como leales, implicados, honorables, respetuosos y elegantes. O una combinación de todas ellas.
Justo por todo lo contrario sumado a ese recuerdo negativo y desesperanza futura es lo que le provoca a una gran mayoría de votantes ponerse a pensar qué pena capital aplicaría a tal político. O no, vistos los resultados electorales.
Me siento atrapado por las cifras. Quizá muchos de los problemas vengan de que 10.830.693 votos no es una inmensa mayoría en un país de 46.815.916 habitantes. Ni siquiera es la mitad de 24.590.557 personas con derecho a voto.
Ministerio del Interior: http://elecciones.mir.es/resultadosgenerales2011/99CG/DCG99999TO_L1.htm
INE: http://www.ine.es/prensa/np756.pdf
donde pone personas con derecho a voto debería poner votantes